Hoy empieza el mundial. Aunque ya no tengo el interés que tenía por el fútbol hace unos años, me lo sigo mirando de reojo. Este tipo de eventos, como tantos otros al cabo del año, te hacen percibir el paso del tiempo. Recuerdo el mundial de Naranjito cuando era un niño, o el de Estados Unidos mientras estudiaba para la selectividad, y así podría ir identificando cada uno con una etapa distinta de mi vida.
Y desde el último…. ¿Cómo ha cambiado tu vida? ¿Qué hay de tus sueños? ¿Todo sigue igual? ¿Has hecho algo para que algo se mueva o sigues en el sofá? ¿Sigues con tu pareja por el miedo al qué dirán? ¿O es por el miedo a la soledad? ¿Quizás es por el miedo a si podrás ser autónomo económicamente tu solo?
O sea que has perdido cuatro años y se los has robado a la persona que tienes al lado. ¿Piensas llegar igual al próximo mundial?
Cada vez tengo más la certeza de que la felicidad depende de ser consecuentes con nuestros principios. Con lo que queremos y no queremos hacer con nuestras vidas. En el fondo sabemos como nos gustaría que fuese nuestra vida, y sino hemos de descubrirlo y una vez lo tengamos claro ir a por ello sin miedo. Esa forma de actuar es la que más te va a acercar a que todo empiece a funcionar. A que todas las piezas vayan encajando. Pondrás en marcha tu círculo virtuoso y de forma natural todo empezará a fluir.
¡¡Ojo!! No sin esfuerzo ni sufrimiento. La felicidad cuesta infelicidad. Implica decidir, descartar y renunciar. Muchas veces renuncias dolorosas, muy dolorosas, pero necesarias.
Ten la seguridad de que todo puede cambiar, pero para ello hay que mover el culo o, como bien dice Carlos Bravo, coger la Avenida de Mover El Culo. Ese es el camino.
Espero haber sido lo suficientemente contundente como para haberte incluso incomodado. Y si no lo he logrado lee de inmediato este reciente post de Isra García. isragarcia.es/contundencia
Lo importante es no dejar pasar más mundiales.