El Plan de Parentalidad viene regulado en el artículo 233 – 9 del Codi Civil de Catalunya. Es una de las principales novedades del Libro II del Codi Civil de Catalunya , y puede y debe constituir una herramienta de gran valor para evitar la conflictividad cotidiana entre los progenitores derivada del ejercicio de las responsabilidades parentales. No obstante, incluso muchos abogados obvian la importancia y trascendencia que puede tener y se desaprovechan sus reales potencialidades.
El Plan puede incluir acuerdos sobre aspectos prácticos de la vida diaria de los menores y el modo en el que los padres se comunicarán, así como en relación a cuestiones importantes que aparecerán en el medio y más largo plazo relativos a la educación o la formación religiosa del menor (por ejemplo si hará o no la comunión). También podrán incluirse en el Plan de Parentalidad cuestiones que se hayan identificado como conflictivas en la práctica dentro de la pareja como el modo de relacionarse ambos padres con sus hijos el día del cumpleaños de estos (independientemente de con quién convivan en ese momento), si por ejemplo hay la costumbre de que un día determinado del año se vaya a comer a casa de un concreto familiar o pariente, si la Nochebuena siempre se cena en casa de quién sea y los Reyes se celebran con una familia y no con la otra. Asuntos como quién se encargará de acompañar a las actividades extraescolares al menor, cómo se pondrán de acuerdo los progenitores para formalizar las preceptivas autorizaciones para acudir a unas colonias (convivencias, campamentos), o para si es conveniente poner o no una determinada vacuna. También podrán preverse la forma de adecuar y adaptar los períodos de convivencia del menor con uno y otro progenitor, si al acabar el período aquel está enfermo, o la tenencia y entrega de sus documentos (de identidad, sanitarios, etc…).
Se trata, sino de dejar cerrados totalmente la mayoría de este tipo de aspectos que pueden dar lugar al conflicto, si al menos prever en el Plan unos protocolos, mecanismos o rutinas de actuación que permitan, de forma ágil y con las menores trabas posibles, encaminar la controversia hacia un entendimiento que evite la judicialización de las mismas. Un Plan de Parentalidad trabajado al detalle puede ahorrar muchos dolores de cabeza.