Con conmoción he encajado esta mañana el conocimiento de la muerte de DON SANTIAGO MIR PUIG.
Realmente no vengo de una familia de abogados ni relacionada, en absoluto, con el ámbito jurídico.
Rondando los 20 años empecé a estudiar Derecho, sin poder decir hoy aquello de que desde que tenía uso de razón quise ser abogado.
Pertenezco a esa generación en la que nuestros padres tenían la prioridad y el anhelo de que sus hijos tuvieran una carrera universitaria, básicamente por el hecho de que para ellos eso resultó algo inaccesible, y por la creencia (hoy ya en desuso) de que te garantizaba el futuro profesional.
Entonces llegas a la Facultad de Derecho, un poco por descarte. A alguna había que ir. Sólo tenía la certeza de que prefería las letras. Y entre Psicología (que me atraía) y Derecho, un profesor de COU me dijo «vete mejor a Derecho, te puede abrir las puertas de al menos acabar trabajando en la Administración Pública». Ese fue el empujón final.
Pero si hoy ejerzo y me apasiona esta profesión es gracias a juristas de la brillantez de Eliseo Aja, Alfonso Hernández Moreno (también fallecido recientemente), Joan Josep Queralt o Francisco Luis Pacheco Cabellero. Habían más, pero estos que he dicho sobresalían, y para mi, en la cúspide, Santiago Mir Puig.
Si no eras seducido por el Derecho cuando te daba clase el Doctor Mir Puig, es que Dios no te había llamado por esos caminos.
Hay un antes y un después de escuchar al Doctor Mir. Su inteligencia, brillantez, integridad, compromiso, pasión, claridad expositiva… Cuando lo conocí, soñé con parecerme a él.
Me abrió una dimensión desconocida. Su nitidez en la explicación de los pilares básicos de lo que es un Estado Social y de Derecho Democrático, desde el enfoque de la disciplina penal, hacían que te encajasen perfectamente infinidad de piezas de un puzzle hasta ese momento imposible.
Su pedagogía sobre la importancia de las garantías del derecho penal en un Estado respetuoso con los derechos del reo, … desgranando cada concepto. Su excelente y preciso Manual.
En fin. Que se ha ido uno de esos pocos responsables de que hoy ejerza esta profesión que me hace sentir pleno.
DEP.
