Estaba muy enamorada, y no quería hacerle daño, como motivos de una mujer para renunciar a sus derechos tras una ruptura de pareja en la que atendiendo al desequilibrio existente entre ambos, y a la mayor edad de ella, podía haber optado a pensión compensatoria (incluso de carácter indefinido por su casi nulas expectativas laborales) o/y a la atribución del uso de la vivienda.
Los sentimientos son muy respetables, privados e íntimos. Supongo que aquí los abogados debemos jugar un papel activo pero…¿y si ni siquiera se recurre a nosotros? Puede pensarse que el facilitar/regalar hasta tal extremo las cosas va a posibilitar el retorno de esa persona y que lo contrario la puede alejar de una forma definitiva, pero a veces puede que así sólo estemos poniendo en riesgo y comprometiendo nuestro futuro, dado que lo que firmo en un divorcio de mutuo acuerdo de forma libre y en plenitud de todas mi facultades no tendrá marcha atrás.
Si realmente tiene que haber una reconciliación no será impedimento el hecho de que defienda mis derechos ante una situación de ruptura. Actuar de otra forma puede ser en ocasiones una temeridad, irresponsabilidad, …. Para eso estamos los abogados, para que se nos traspase esa parte fea. La parte más fea de una relación. Cuando se acaba contra nuestra voluntad y nos duele.