La Sentencia dictada por el Tribunal Supremo en fecha de 18 de septiembre de 2011, se refiere a la importancia que cobra la propia actuación de las partes para interpretar las verdaderas intenciones al pactar un convenio regulador.
Y es que los propios actos, los hechos, son la mejor y más elocuente manifestación de las intenciones.
Aunque los gastos derivados de la formación universitaria de los hijos están incluidos en el importe fijado como pensión alimenticia, si no se ha previsto nada al respecto y el hijo acude a una universidad privada, aparece un elemento de imprevisibilidad planteándose el interrogante de si el obligado al pago de la pensión debe correr también con ese gasto “extra”.
El Auto dictado por la Sección 18ª de la Audiencia Provincial de Barcelona, en fecha de 24 de abril de 2012, resolvió que un padre debía hacerse cargo del 100% del pago de los gastos de la universidad privada de su hija, en base a que se comprometió al abono de los gastos extraordinarios de educación, a pesar de que se negaba a ello argumentando que esos gastos debían considerarse incluidos en la pensión alimenticia y no como gastos extraordinarios.
No obstante, la decisión del Tribunal se fundamentó en que unos años antes, ese padre, se había hecho cargo del pago de la educación universitaria en un centro privado de su otra hija mayor, deduciéndose de ello que con la menor debía pasar lo mismo, e interpretándose así que al referirse a gastos extraordinarios de educación en el convenio regulador los progenitores necesariamente debían estar pensando en formación universitaria privada.
Imagen: QuinceCreative.
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