A veces una relación de pareja no funciona y resulta obvio que no queda más salida que la ruptura. Pero … ¿por qué necesariamente debe suponer esa ruptura el final del camino entre esas dos personas?
Puede haber circunstancias que impidan que una relación de pareja continúe, debido a que incluso la misma se haya podido convertir en nociva para ambos. En esas condiciones ninguno de los dos podrá ser feliz, crecer y desarrollarse de forma adecuada en parcela alguna de su vida siendo indudable que lo mejor para ambos sea poner fin a la relación aunque de entrada pueda costar aceptar. Pero nos han educado en el todo o nada, en el amor o el odio, en el conmigo o sin mi, en el me quieres o no me quieres.
Tengo el convencimiento de que puede haber vida más allá de la ruptura de una pareja, y de que otro tipo de relación es posible. Es perfectamente posible que las afinidades que existían durante la relación puedan persistir. Porque casi nunca todo lo que había era negativo, y a veces quedan cosas que pueden merecer mucho la pena, y que sólo un puñado de prejuicios y convicciones muy interiorizadas evitan que puedan seguir existiendo. Cosas que se podrían seguir compartiendo o haciendo juntos y de las que se podría seguir disfrutando. Y no digo que ello pueda ser inmediatamente después de la ruptura, pero si pasado un tiempo prudencial.
Tras la relación es muy posible que la vida de ambos mejore, que puedan evolucionar como personas y que ello les permita sacar lo mejor de si mismos y por lo tanto puedan aportar, aunque sea en dosis menores que si estuvieran juntos, más y mejor al otro que cuando estaban dentro de aquella relación que no era posible y les hacía peores.
Una visión así de las cosas quizás contribuiría a hacer menos duras y traumáticas las rupturas, por no hablar del beneficio que ello supondría para los hijos comunes.