Se acabó la 4ª Trobada del SCAF (Societat Catalana d’Advocats de Família) que durante estos dos últimos días se ha celebrado en Girona.
A parte de la riqueza y el interés de los contenidos, y que daría para infinidad de posts, y del provecho que espero sacarle a estas dos jornadas por la calidad de las ponencias y los materiales proporcionados, la principal conclusión que quiero quiero plasmar pasadas pocas horas en este artículo es que la complejidad en esta materia crece y crece y crece. Y que cuando piensas que ya sabes y dominas mucho, unas jornadas de puesta al día de este nivel te hacen ver que todo va a una velocidad de vértigo y que no existe zona de confort posible alguna para los abogados que nos dedicamos al Derecho de Familia.
La continua generación de nueva normativa tanto a nivel autonómico como estatal, y la excesiva disparidad de criterios a la hora de resolver supuestos similares por parte de nuestros Juzgados y Tribunales, hacen que cualquier pequeño detalle que estemos pasando por alto nos pueda llevar a cerrar un convenio regulador nefasto para nuestro representado, o a tomar una mala decisión en un procedimiento judicial.
Las nuevas normas que se avecinan como la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Jurisdicción Voluntaria o la del Registro Civil, por citar sólo algunas, no harán más que añadir más ingredientes para que no decaiga ese estado de constante efervescencia en un escenario en el que nos guste o no hay que convivir con la incertidumbre, e incluso abrazarla.
Relax, tranquilidad, y similares, cada vez van a conciliar peor con abogado de familia.
Tan inquietante como apasionante.