En días como estos mucha gente me comenta cómo es posible que nunca pare de escribir en el blog. Se sorprenden de que haya artículos sea Navidad o verano. El 1 de enero y el 15 de agosto. Te miran un poco como un bicho raro. Y no me voy a defender de ello. Algo de bastante raro tenemos los bloggers, y si a ello le sumas la rareza propia de todo abogado… Me parece normal que haya a quien le cueste entenderlo.
Pero la verdad es que no necesito desconectar. Me identifico con aquello que dijo Picasso (y no voy de genio) de «Cuando trabajo descanso; lo que me fatiga es no hacer nada o recibir visitas». Obviamente no voy al ritmo de los demás meses del año, pero llevo fatal la inactividad. Me gusta lo que hago. Escribir un artículo diario forma ya parte de mi funcionamiento cotidiano y no lo considero trabajar. El post sale cada día si o si. Aunque ese día pueda acabar en la playa, en un concierto o cenando fuera (también hago esas cosas), o aunque salga una semana a pasar unos días.
Si desenchufase totalmente durante tres o cuatro semanas, volver sería un suplicio. No es algo que hoy en día contemple. Tampoco lo necesito. El post diario me ayuda a organizar el día a su alrededor y acabo haciendo muchas más cosas que si tuviese las 24 horas libres. El planificar u ordenar el día no evita que haga cosas que no tenía previstas o improvise. Siempre surgen cosas que no esperas, y soy de los que piensa que la mejor improvisación nace de una mínima planificación.
No encuentro motivos para dejar de escribir el post diario. Mediante el blog consigo clientes, contacto con otros compañeros que me hacen consultas, lo cual me hace crecer a mi también, e incluso nacen propuestas de negocio y nuevos proyectos. Aprendo cada día un poco más, y desde que lo tengo ordenado por categorías se ha convertido en una herramienta de primera necesidad para preparar mis propios asuntos. Soy el primero que usa el blog para preparar los temas de mis clientes. La facilidad con la que puedo buscar las cuestiones sobre las que se me pueden plantear dudas, y con casi 800 posts, me llevan a resolver o enfocar los temas con una facilidad que no tendría si ahora me quitasen el blog.
Como dice Carlos Bravo, cada día se suma, y el no escribir un día sería la primera piedra para no escribir tampoco otro.
No pienso parar.
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