No es O.k. mantener una relación de pareja en la que no soy feliz.
Puede que no sea el momento oportuno todavía. Que aún no estés preparado para dar el paso. De acuerdo. Pero piensa que contra más tiempo pase peor va a ser, y nunca vas a encontrar un momento perfecto para llevar a cabo una decisión tan importante.
No haciéndolo perjudicas a tu pareja porque la estás privando de vivir una vida con nuevas oportunidades, de vivir una vida realmente auténtica, intensa y plena. Perjudicas a tus hijos, si los tienes, porque seguro que no están creciendo en el entorno adecuado y que se merecen. Y te perjudicas a ti mismo, porque si uno no es feliz ni está a gusto consigo mismo, difícilmente podrá tirar adelante lo que se proponga a nivel personal o profesional. Lo decía hace poco Carlos Guerrero en uno de sus posts citando a Carlos Blanco, “para el éxito es importante ser feliz, estar a gusto, tener paciencia y tener un entorno personal adecuado”.
Puede que se haya acabado el amor, que tengas vocación de soltero, o no digamos ya si ha aparecido otra persona. En cualquier caso, hay que tomar decisiones. ¿Cuesta? Por supuesto. ¿Excusas para no hacerlo? Miles. Principalmente la comodidad de no hacer nada, quedarse en el sofá y no complicarse la vida y enfrentarse a los problemas. Y es que la felicidad es dura, y cuesta infelicidad, porque exige tomar decisiones difíciles y complicadas. Y esa felicidad puede requerir pagar el duro peaje de ponerte delante de la persona que lo ha sido todo en tu vida durante un montón de tiempo para decirle que no puedes/quieres seguir con ella.
Pero el tiempo jugará a tu favor, al suyo, y al de todos los que te rodean.