Ya son unos cuantos los compañeros que me han confesado que usan este blog para preparar sus juicios. La verdad es que yo soy el primero que lo hace.
Si sigues el blog te darás cuenta, o al menos es el objetivo, de que trato de ser lo más didáctico posible para acercar el derecho de familia a cualquier persona. Pero a veces, y de forma egoísta, me salto esa norma y me meto en berenjenales más técnicos con el fin de entrar a fondo en algún asunto que me interesa, y aprovecho para plasmarlo en un post con la jurisprudencia referenciada. Es una forma de inmortalizar un conocimiento de cierta complejidad, de forma que me será muy fácil acudir cuando lo necesite. Es lo que hice por ejemplo aquí. En esas ocasiones seguramente el que no sea de la profesión se llevará un chasco, pero realmente merece la pena. Además, el hecho de escribir cada día permite tener constantemente una nueva oportunidad para aportar cosas que acaben interesando a la mayoría. No es posible, ni lo pretendo, satisfacer a todos siempre.
Supongo que eso debe contribuir a que el blog, además de al ciudadano medio, también resulte muy útil a los compañeros de profesión, con lo que estoy matando dos pájaros de un tiro. Muchas veces me han dicho si no me da rabia que de este trabajo que yo hago se beneficien otros de una forma tan fácil, y la verdad es que no. Señal de que estoy haciendo un buen trabajo, y si encima sirve a otros para que hagan mejor el suyo pues… miel sobre hojuelas. Para mi es algo muy gratificante.
Como diría Isra, entra aquí y utiliza lo que desees. ¿Es justo?